Operación retorno

Hace unos días vino a despedirse Rosangela. Es brasileña y después de cuatro años entre nosotros ha decidido volver a su tierra natal. En los dos últimos años sólo ha podido trabajar limpiando escaleras pese a que es licenciada en derecho y habla tres idiomas. Al final se ha convencido que Eldorado está en el lado equivocado del Atlántico y ha optado por regresar. “Me voy, pero volveré cuando las cosas mejoren”, me asegura diplomática. Aún no le he cogido el tranquillo al humor brasileño y no sé si lo de la “mejora” me lo dice en serio o en broma. Por la mañana en el periódico aparecía la enésima predicción de una agencia internacional que aseguraba que en 2011 las cosas de la economía irán mejor, pero que la cuestión de la creación de empleo va para largo. Aseguran que nos vamos a estancar varios años en torno al 20% de paro. Yo creo que mientras la gente que quiera trabajar no encuentre un empleo decente no se podrá decir que las cosas van mejor. Al contrario, las cosas van a empeorar para los que no tengan ingresos. En febrero cuando desaparezca la ayuda de los 426 euros, El Xiprer se va a desbordar.
Ante este panorama, no me sorprende que los más avispados, y Rosangela lo es, vayan haciendo las maletas. De hecho, sospecho, que es un camino, el de la vuelta atrás en la aventura migratoria, que están tomando, o tomarán, en los próximos meses muchas más personas. Se trata de una mera suposición, porque las estadísticas aún no nos dicen nada de este movimiento que se percibe a nivel de calle especialmente entre los ciudadanos de los países latinoamericanos y del este de Europa. Una estadística reciente de la Secretaria de Immigració de la Generalitat, nos contaba que este año, hasta el 1 de julio, la comarca había disminuido su población extranjera en 666 personas. La semana pasada el Ayuntamiento de Canovelles hacía público un dato local más reciente: el número de residentes no comunitarios se ha reducido este año en 427 personas. Teniendo en cuenta que esa cifra viene a ser el 10% de extranjeros empadronados en esta población, de extrapolarlo, la cifra de retornos sería enorme, de miles de personas. Una auténtica “Operación retorno”. En cualquier caso, para todas las Rosangelas, mucha suerte.

La rumba del controlador

Salvajes, bestias, mafiosos, irresponsables…. Hasta 64 hermosos epítetos cuento en un periódico en relación a los controladores aéreos que han amargado el fin de semana pasado la vida a miles de personas en los aeropuertos. Los de los políticos y comentaristas, incluidos en columnas y noticias, son duros, pero los peores son los que se pueden leer en las cartas del lector. La gente, se puede deducir, está realmente indignada. Una actuación de unos centenares de individuos ha logrado dar al traste con los proyectos de decenas de miles de personas. No es de extrañar que una amplia mayoría de los afectados y de la opinión pública en general, hayan recibido con satisfacción una solución realmente extrema como es el de la militarización de un colectivo civil. El ambiente era tan crispado que estoy convencido de que si alguien hubiera propuesto enterrar en cal viva a los controladores habría encontrado más de una adhesión.
Aunque, como siempre, en estas cuestiones no conviene generalizar y tras las palabras afiladas se han ocultado una mayoría de actitudes muy civilizadas. Entre los afectados por el parón colectivo de los controladores estaban los garriguenses de La Troba Kungfú que demostraron que en los malos trances, a no todo el mundo les sale la fiera que anida en nuestro corazón. Los Joan Garriga, Pep Terricabras y demás compañía, intentaron sin éxito viajar el viernes y el sábado a Palma de Mallorca para dar un concierto. El grupo, no se tomó la situación como una afrenta personal y se explayó ofreciendo algunos de sus temas a los estresados viajeros tirados en la terminal barcelonesa. Entre ellos – no es broma- su tema “Volant”. Una canción cuya letra dice: “Volant, volant he vist
/Que eren mentida les lleis dels homes/
Volant, volant he vist/
Que eren veritat les cançons de dones/
Volant, volant he vist
/Que s’esvaïa tota frontera/
Volant, volant he vist
/Que en la tristesa hi ha un puntet de guerra
/Que l’aire és la companyia/ 
I el foc vol saviduria”. Yo si fuera de los de La Troba rebautizaba el tema como “La rumba del controlador”.

La próxima UCD

El batacazo del gobierno tripartito de Catalunya ha sido de aúpa. Se mire como se mire perder 22 diputados teniendo 70 es un varapalo que no es habitual en nuestro sistema parlamentario en que los cambios acostumbran a ser suaves. Decía el analista Josep Ramoneda que no recordaba una debacle electoral de este estilo desde el hundimiento de la UCD. El 28 de octubre de 1982, la UCD que tenía 168 diputados, pasó a conservar sólo 11. La pérdida de 157 diputados de golpe propició que el partido se disolviera en pocos meses. El paralelismo es para ponerse a temblar si se piensa que el resultado del domingo puede ser sólo la primera parte de un cambio de ciclo. La rotunda victoria de Artur Mas, el ascenso del Partido Popular y la irrupción del partido de Joan Laporta, abren una nuevo panorama ante las elecciones municipales y generales. Un cambio que van a sufrir los partidos del fenecido tripartito, aunque no todos lo van a hacer por igual.
La experiencia de estos años, en los que se ha producido otros cambios de ciclo, nos enseña que el poder municipal en manos del PSC acostumbra a estar profundamente enraizado. También que Iniciativa tiene un electorado fiel e inasequible al desaliento. Se hace difícil pensar que un alcalde socialista que tenga hoy una mayoría absoluta se vaya a quedar en la oposición a partir del 22 de mayo porque los vientos políticos no soplan a su favor. Eso no implica que estos movimientos en la opinión pública tengan su impacto y que se puedan ver mayorías absolutas que dejan de serlo o gobiernos ya débiles que se resquebrajan definitivamente por factores ajenos a la estricta clave local.
No tengo tan claro que ERC, el partido que ha perdido la mitad de los diputados del tripartito resista la que se le viene encima. El electorado republicano es emocional, está ahora enfadado con los que habían sido sus representantes y puede que lo siga estando en unos meses. Además esos votantes tendrán muchas novias: por un lado estará una CiU aún con la brillante patina de la victoria y, por otro, las formaciones independentistas que tienen el atractivo de lo nuevo. ¿Será el histórico partido de Companys la próxima UCD?

El tren pide paso

El alcalde de Sant Celoni, Francesc Deulofeu, decía hace unos días en la inauguración de la exposición conmemorativa de los 150 años de la llegada del ferrocarril a la localidad, que éste había sido un elemento decisivo para configurar la evolución del municipio. Este comentario muy bien podría repetirse en otras poblaciones de la comarca. El Vallès Oriental es un cruce de caminos y muchos de sus municipios se han moldeado a partir del trazado de los ejes viarios y ferroviarios. O de los cambios que estos experimentan. Granollers, por abundar en este argumento, no sería como es ahora si un día no se hubiera decidido desplazar la línea de Francia de lo que hoy es la calle Girona.
Es posiblemente lo que le sucederá al municipio de La Llagosta, escogido por el Ministerio de Fomento para ubicar uno de las cuatro terminales intermodales de transporte de mercancías que se pondrán en marcha en Catalunya. El nudo logístico de La Llagosta, en medio del corredor del Mediterráneo, es un proyecto de enorme potencial.
Actualmente el transporte de mercancías por tren en España representa apenas el 4´1% del total. El resto se hace por carretera. Una cifra ridícula que contrasta con la media de la Unión Europea en que el uso ferroviario es del 16´5%. Lo triste del asunto es que en 1997 el porcentaje era aproximadamente del 10%, con lo cual resulta que no estábamos tan alejados de los niveles europeos como lo estamos ahora. La caída del tren se produjo porque dejó de ser competitivo frente al transporte por carretera. Y eso sucedió porque en los años de bonanza, el sistema ferroviario comercial decayó por falta de inversiones y modernización.
Ahora, con las nuevas terminales intermodales como la de La Llagosta, pretenden revertir esta situación y conseguir que el transporte por ferrocarril vuelva a ser rentable para las empresas. Fomento se ha fijado lograr en el 2020 recuperar ese 10% perdido hace 13 años. Si lo consiguen, La Llagosta y su entorno vivirán en los próximos años una gran transformación. El tren, ese invento que lleva dos siglos con nosotros, pide paso para marcar nuestro futuro.

Dolor de brazo

Decía Churchill que el político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar el año que viene y anticiparse. Eso debía ser en la Inglaterra de entreguerras, porque esta capacidad de previsión brilla por su ausencia en la Catalunya del siglo XXI. En realidad desde el poder hay más especialistas en poner tiritas sobre las heridas que en avisar sobre lo que hay que hacer para no herirse. Es más, hay consumados especialistas en poner los apósitos a un palmo del rasguño. A finales del 2007, cuando la Generalitat planteó la creación de las Areas Residenciales Estratégicas (ARE), se explicó que con ellas, lo que se quería era poner en el mercado docenas de miles de viviendas de protección oficial para paliar una grave carencia de ellas. Las ARE, siete inicialmente en nuestra comarca, presentaban como ventaja fundamental – y esto las justificaba- el que la Generalitat tomaba las riendas del proceso urbanístico y aceleraba los trámites para que en un período corto – se hablaba de cuatro años- la construcción de estas viviendas pudiera hacerse efectiva. El anuncio de las ARE, lanzado cuando ya era evidente el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, cuando se sabía que había un enorme parque de viviendas sin vender, fue acogida con las lógicas dosis de escepticismo por los agentes económicos. Construir más pisos cuando los que había ya no se vendían, no parecía una buena idea. Los ayuntamientos, sin embargo, las recibieron con los brazos abiertos. Era comprensible, ya que las ARE les facilitaba un proceso urbanístico que acostumbraba a ser lento y, además, podían mantener en marcha la rueda de la construcción. Una rueda vital para las administraciones locales que implica ingresos, nuevas infraestructuras, empleo y políticas sociales en forma de vivienda protegida.
Visto con la perspectiva que da el tiempo, y ahora que se han aprobado algunas de estas ARE, soy de los que pienso que el conseller Nadal colocó una venda en un brazo cuando lo que nos dolía era la pierna. Aunque igual me equivoco en esta valoración y lo que se ha hecho en realidad, tal y como le hubiera gustado a Churchill, es anticiparse al día que nos vuelva a doler el brazo, es decir que se necesiten nuevas viviendas. El problema es que eso no sucederá el año que viene.

Ríos púrpura

Está visto que a los empresarios de la comarca no les interesan algunos partidos. En la charla que dio la consellera de Justícia, Montserrat Tura, en el Cercle d´Empresaris, el mejor representante del empresariado vallesano que había allí era el autónomo que hacía las fotos. El aforo fue completamente cubierto por cargos electos del PSC. El alcalde de Montornès, Daniel Cortés, sin embargo formuló a Tura una pregunta que podría haber planteado, de haber estado allí, cualquier empresario. El alcalde comentó que la actual legislación ambiental en ocasiones encalla y dificulta la implantación de proyectos empresariales y puso sobre la mesa la necesidad de conseguir que los trámites fueran más fáciles. Tura reconoció que esto era así, pero contestó que en esta cuestión “los políticos debemos pensar en las generaciones futuras y no porque haya crisis tenemos que levantar los controles ambientales”.
Hay que darle la razón a la consellera en esta cuestión: hoy no sería admisible volver a teñir los ríos de color púrpura, aunque la contrapartida fuera la creación de puestos de trabajo. Entre otras razones porque la sociedad en los últimos veinte años ha invertido ingentes recursos para limpiarlos. También porque esa misma sociedad, empezando por las empresas, valora un ambiente sano como un logro de país avanzado. Cada vez más empresas, además, conciben el respeto hacia el entorno como una forma de añadir valor a sus productos. Un caso de éxito en esta política es la firma de limpiadores de Canovelles, KH Lloreda. Aunque no hay que ser ingenuos, y hay que decir también que no siempre lo medioambiental suma en la actividad económica. Recuerdo el caso de la firma textil, Aprestos y Acabados Salayet. La empresa de Lliçà de Vall realizó hace unos años grandes inversiones en instalaciones para recuperar el agua que utilizaba e introdujo la estampación con productos biodegradables. Pese a ello, este verano cerró sus puertas para siempre. Sus telas no podían competir con las más baratas de países a los que no les importa envenenar a sus ciudadanos. La sociedad que no quiere ríos de color púrpura es la misma que reclama productos baratos. Habría que pedir a esa sociedad más coherencia.

Escarabajos

Fernando Sánchez Dragó siempre ha jugado a ser un enfant terrible de la literatura. En 1992, el año en que ganó el premio Planeta, estuvo en Granollers invitado por esta revista y demostró lo bien que se le daba eso de provocar al respetable con opiniones que hoy denominaríamos políticamente incorrectas. Era entonces un librepensador, en la justa medida del término, que en un momento defendía la necesidad de acabar con el sistema capitalista y al siguiente su derecho a practicar la objección fiscal si no estaba de acuerdo con las políticas estatales. Del anarquismo al liberalismo sin despeinarse.
Del contenido de aquella conferencia celebrada en el Museo, pese a todas esas filigranas ideológicas, hoy apenas recordaría nada de no ser porque existen las hemerotecas que me permiten refrescar la memoria. Lo único que no había olvidado de aquel 11 de diciembre del 92 es que en medio de la charla una persona, visiblemente cabreada con el escritor segoviano, interrumpió su conferencia con algunos gritos y se le hizo salir de la sala.
En los últimos años, el enfant terrible de 1992 se convirtió en un vieux horrible. Sus declaraciones sobre una aventura sexual en Tokio con dos niñas de 13 años me hacen pensar que el escritor ha llegado a su ocaso. Una confesión deleznable que coloca su figura como ser humano al nivel de los escarabajos peloteros. ¿Y por qué compararlo con aquellos coleópteros que amasan estiércol con el objeto de alimentarse?, se puede preguntar alguien. La razón está en que muchas veces lo que queremos decir ya lo dijo alguien antes y, en este caso, la hemeroteca me descubrió, que la naturaleza íntima de Dragó, igual ya la puso en evidencia Fernando Arrabal hace 18 años. “Es un escándalo que me interrumpan en este momento – se quejaba desde París el autor teatral en un mensaje leído en el Museo por JIM- puesto que estoy trabajando con mi nido de escarabajos y, a las dos, tengo que observar el amor loco entre ellos. Pero, ustedes me piden que hable de Sánchez Dragó. Es por lo único que, en estos momentos, puedo dejar a mis idolatrados insectos“. Dragó o los escarabajos. Interesante elección.